Desde hace muchos años he venido hablando del poder de los abrazos. Con abrazos también me refiero a la cercanía con los demás. Esto implica escuchar, sonreír, dialogar, entender y crear empatía. Y es que definitivamente, cuando tocas a las personas, las conoces y vibras con ellas, se genera un impacto multiplicador.
De hecho, Mariana Rojas, una psicóloga reconocida, afirma que un abrazo, una mirada compasiva o que te cojan de la mano tiene un impacto en el organismo porque se genera oxitocina y esta hormona tiene una capacidad enorme de aliviarnos. Existen investigaciones que indican que la actitud del médico puede aliviar el dolor del paciente. Cuando el médico muestra empatía en su mirada y en cómo sostiene la mano del paciente, esto contribuye a aliviar el sufrimiento.
Lo voy a ilustrar de una manera personal. Hay días en que nos sentimos mal, llevamos toda una semana preocupados, distraídos o ansioso, sin hablar con nadie, y de repente se te acerca un amigo o incluso compañero y te pregunta genuinamente cómo estás, te sonríe o te muestra disposición a escucharte y ayudar; wow, eso de verdad te cambia el día, a veces hasta transforma tu forma de ver las cosas. Es multiplicador, porque luego trabajas mejor y encuentras las soluciones de manera más fácil. Así sucede con todo.
O también, ¿no les ha pasado que alguien de la nada te dice cosas positivas o te ayuda en algo que tú necesitabas sin pedírselo y eso te cambia tu actitud o aspectos de tu vida? Esto pasa porque esa persona te conoce, te entiende, sabe lo que necesitas y con un acto de amor y empatía te quiere ver feliz.
La cercanía tiene un poder inmenso, capaz de transformar vidas, fortalecer relaciones y crear un mundo más humano y lleno de esperanza. Cuando nos conectamos con las personas, creamos un compromiso mutuo para alcanzar metas, encontrar soluciones o revisar sueños compartidos. Recordemos que nuestras acciones, por pequeñas que parezcan, tienen a la larga un impacto significativo en el bienestar de todos. Es un círculo virtuoso.
Las personas somos quienes le damos valor a las instituciones, empresas, ciudades y ámbitos familiares. Somos nosotros los que podemos extender nuestra mano para ayudar a otros y generar oportunidades. Cuando tocamos las vidas de las personas y les brindamos apoyo, las personas están más dispuestas a participar activamente en los proyectos y a colaborar con el crecimiento y desarrollo de las relaciones, de una empresa o de una ciudad.
Por ejemplo, en un entorno empresarial, al llevar productos y servicios directamente a quienes los necesitan, se contribuye no solo al bienestar individual, sino también al progreso y prosperidad colectiva, generando un efecto dominó donde el bienestar y la productividad se retroalimentan mutuamente.
Es por eso que hoy comparto la importancia de tocarles la puerta a las personas para abrirles el camino de las oportunidades y generar impacto. Y les quiero demostrar por qué aplica para todo. Con mi experiencia soy testigo que es impactante el efecto que tiene la cercanía, no solo en nuestras relaciones cotidianas, sino también en el trabajo dentro del sector privado, social, internacional o público.
En mi etapa por los diferentes cargos siempre he dicho que hay que apostar por un modelo de proximidad, salir de las oficinas, de las sillas, e ir al terreno, donde la gente necesita soluciones oportunas, al alcance de ellos, ya que esto permite mejorar la calidad de vida de la comunidad y fortalecer los lazos de confianza con ciudadanos.
Por ejemplo, cuando era Secretaria de Gestión Social creamos la Feria Bienestar Barranquillero (Biba), que emprendimos en el 2015, con la cual llegamos a miles y miles de ciudadanos a través de la oferta y atención directa y efectiva en cada uno de los barrios más vulnerables de la ciudad. El modelo consistía en trasladar las oficinas de las distintas secretarías de la alcaldía a las calles de la ciudad; estábamos siempre en frente de las casas de las personas para atenderlas, pero lo más importante era la calidez, la empatía y el entusiasmo que le poníamos para resolver los problemas del otro, este es el verdadero significado de servir… Recuerdo que incluso enseñamos a cocinar.
También recuerdo que adoptamos un enfoque similar cuando fui secretaria de Educación de Barranquilla. En lugar de que los rectores y profesores tuvieran que acudir a la alcaldía, nosotros nos desplazamos hacia los colegios donde nos permitía comprender sus necesidades de manera personalizada. Esto nos permitió ver lo diverso y único de cada colegio, y brindar a cada profesor, estudiante y comunidad educativa lo que realmente requerían. También realizamos unos consejos educativos para conocer a las familias de cada colegio y conocer sus preocupaciones. Con los rectores y profesores creamos una relación afectiva muy fuerte que se tradujo en buenos resultados para la ciudad.
Si lo miramos desde una perspectiva empresarial sucede algo parecido. En el sector privado uno se debe a los clientes, pero también a los empleados que son quienes tienen el compromiso diario de crear e implementar los procesos corporativos. Por eso, estar cerca de ellos es importante, porque son el motor de los resultados y del éxito.
Mi primera experiencia fue cuando trabajé para el Banco Mundial en una estrategia de inclusión del sector justicia para todos; me di cuenta de que ofrecer servicios en la puerta de la casa soluciona, pero además, uno logra conectarse para resolver. Luego, en la Fundación NU3 trabajé en un programa de recuperación nutricional casa a casa.
También, en Tecnoglass hemos implementado ferias de bienestar en alianza con las cajas de compensación dirigida a los empleados. Al llevar beneficios directamente a los trabajadores, mejoramos su calidad de vida y, como resultado, ellos estuvieron más motivados y comprometidos con su trabajo, lo que se tradujo en bienestar y productividad laboral. Fortaleciendo el sentido de pertenencia y lealtad hacia la empresa.
Estoy convencida de que proporcionar exactamente lo que cada persona necesita de una manera cercana y empática contribuye a mejorar su calidad de vida porque la cercanía mueve a la gente a hacer cosas: luchar por sus sueños, ayudar a los demás y ser mejores personas.
Mi invitación en esta oportunidad es a que humanicemos nuestros servicios, atenciones, relaciones y productos, y pongamos al ciudadano, a las personas o al cliente en el centro de nuestras acciones. De esta forma, lograremos un impacto significativo y construiremos una sociedad más cercana, comprensiva y solidaria.
La clave está en tocar la puerta de los colombianos para tocar sus corazones y generar transformaciones.