Karen Abudinen
La artesanía como expresión de emociones y sentimiento

Coveñas me recibió con los brazos abiertos, en uno de mis recorridos, visité la casa de Lidia, una mujer indígena artesana, que con su creatividad, me demostró cómo puede hacer su arte realidad con sus manos y con la naturaleza. Ella junto con otras 12 mujeres, todas pertenecientes al cabildo indígena del Mamey, me enseñaron como trabajan con materiales autóctonos de esta región, como la enea, caña flecha y semillas de todo tipo, demostrando que tienen todas las ganas de sacar adelante a sus familias y heredarles a sus siguientes generaciones este bello arte.

Su casa estaba adecuada con todos los cuadros, bolsos manillas, collares, billeteras y hasta trajes hechos con estos materiales para mostrar todos sus productos.

Entre el humor de Lidia, la líder de este lindo emprendimiento, y las sonrisas de las otras mujeres que se reúnen cada tarde para llevar su creatividad al límite, inició lo que parecía una pasarela de modas: sus hijas eran las modelos, ellas vestían trajes hechos a mano y uno de ellos llamó mi atención. Era un vestido inspirado en el sombrero vueltiao, autóctono de mi región caribe, cubriendo el cuerpo de una linda indígena, “trenza a trenza hemos armado cada artículo, pues no tenemos maquinas” me expresó Lidia.

“Ser artesana lo llevo en la sangre y nunca voy a parar, aquí puedo expresar mis emociones y mis sentimientos” esto me lo dijo con la esperanza reflejada en su rostro, sabía que su historia llena de inspiración debía ser contada; entonces decidí invitarla al Taller Construyendo País en Coveñas para presentarla, mostrar su arte y que la conociera el Presidente de la República, la delegación del Gobierno Nacional y toda la comunidad presente. El objetivo era claro, conseguir el apoyo necesario para que estas emprendedoras llenas de sueños pudieran avanzar en su negocio.

Lidia junto con sus compañeras, llegaron a la cita acordada, logramos mostrar los productos que hacen con el corazón y tuvieron la oportunidad de entregarle al Presidente un obsequio. Luego, se reunieron con Susana Correa, Directora de Prosperidad Social. Estas mujeres recibieron del gobierno el empujón que necesitaban para su negocio, pues fueron beneficiadas con el programa Mi Negocio de esta entidad. Así, estas artesanas cumplieron su sueño y yo sentí la satisfacción del deber cumplido, porque no hay nada más lindo que el talento de los colombianos, inspirados en sus sentimientos y sus vivencias.

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