La visita del Papa Francisco a Colombia no solo marcó nuestra historia, también marcó nuestras vidas, la de creyentes y no creyentes. Sus mensajes nos llenaron de esperanza y de ganas de reconciliarnos. En mi memoria y en mi corazón queda una lección que nunca olvidaré: ir más allá de lo correcto, volver a lo esencial, renovarse e involucrarse. Para mí, lo esencial son los niños, las niñas, los jóvenes y las familias colombianas. Todos los esfuerzos que hagamos por su bienestar son fundamentales.
Tampoco olvidemos que el Papa también nos pidió a [email protected] [email protected] [email protected] que pidamos y ofrezcamos perdón, porque “es hora de sanar heridas, de tender puentes y de limar diferencias”.