La vieja costumbre de mirar al profe como un policía que vigila en el recreo ha quedado atrás en la escuela El Campito de Barranquilla.
Hace ya varios años que por iniciativa de los mismos estudiantes nació un grupo estudiantil de convivencia y respeto, cuya única arma es el Manual de Convivencia y el buen diálogo entre ellos.
Hoy en día, los niños y niñas de quinto grado, los más grandes de la primaria El Campito, colaboran para mantener la disciplina en esa institución y son un ejemplo de buen comportamiento en pasillos, escaleras, salones, y en el patio de recreo. Sus compañeritos más pequeños ya los admiran y muchos sueñan con convertirse en el próximo Agente Escolar de la escuela.
Sin embargo, portar el chaleco amarillo, la gorra, los guantes y el radio que identifica a los Agentes Escolares no es un asunto de popularidad ni de poder ¡No señores!
Para estos pelaos ser un agente es todo un orgullo y una responsabilidad. Saben que si tienen alguna dificultad que no puedan manejar, buscar al profesor más cercano o encargado de la disciplina, es el paso más seguro.
Por todo esto y por el excelente resultado que este proyecto ha traído al ambiente escolar en la institución, disminuyendo los índices de matoneo y violencia escolar en un 90% y ubicando a la escuela en una de las mejor calificadas según el Índice Sintético de Calidad (ISC) del Ministerio de Educación, el cual mide progreso, desempeño, eficiencia y ambiente escolar, quiero hoy presentarles esta magnífica iniciativa liderada por el profesor Yeison Rolong Rosso, y la rectora Shirley Rosales.
¡Felicitaciones a la familia de El Campito!
Cordial saludo para todos los profesores, padres de familia y estudiantes que visitan el blog.
Soy Yeison Rolog Rosso, profesor de informática, matemáticas y pionero del proyecto de Agentes Escolares en la escuela El Campito, una experiencia que se creó hace cuatro años como parte del Plan de Mejoramiento de la Institución, y que nos tiene representando a Barranquilla en el Programa de Buenas Prácticas del Ministerio de Educación Nacional, más específicamente en el componente de Ambiente Escolar.
Previamente, fuimos seleccionados como la experiencia número uno del Distrito en aplicación de buenas prácticas y por eso, nos estamos preparando para llevar nuestro modelo a la ciudad de Bogotá este 10 y 13 de octubre.
Asimismo, quiero contarles que hemos sido llamados por otras escuelas de la ciudad y del departamento del Atlántico, para exponer nuestra experiencia y ayudar a ejecutarla en estudiantes de primaria y secundaria.
Es el caso, por ejemplo, de una escuela en Campo de la Cruz (Atlántico), la cual visitaremos profesores y alumnos en los próximos días, y de por lo menos 50 escuelas más en Barranquilla.
Les cuento que al principio fueron muchos los inconvenientes que tuvimos que superar. El primero de ellos fue la falta de capacitación que tenía la planta docente en un tema sumamente importante: la resolución de conflictos. No sabíamos cómo manejar adecuadamente un problema de conflicto ni cómo evitar el exceso de poder de los agentes escolares.
Pero una cartilla que se llama Paz y Legalidad del Ministerio de Educación llegó a nuestras manos. En ella aprendimos estrategias para manejar la autonomía de los estudiantes y que ellos no se excedan en sus decisiones. Fue así como fuimos moldeando el programa.
Gracias a esta cartilla y al empeño que hubo entre estudiantes y profesores, hoy nuestros Agentes Escolares saben hasta dónde pueden llegar; cuándo deben impartir comparendos para hacer un llamado de atención o solicitar la escritura de reflexiones en nuestras planillas especiales.
Los niños escriben frases como: “No debo correr por el patio, porque puedo ocasionar un accidente” o deben pedir disculpas al compañero en público cuando hacen algo incorrecto.
Sin embargo, los agentes también hacen comparendos positivos por regresar objetos perdidos o realizar una buena acción. Esta clase de comparendos son entregados al profesor de clase y se hace un reconocimiento público al estudiante.
Otra misión de nuestros agentes –entre muchas– es realizar campañas relacionadas con el buen uso de los bebederos, utilizar bien las canecas, los baños, mantener un buen comportamiento en la fila cuando se está en la tienda escolar, y velar porque se cumplan todos los mensajes visibles que tenemos en la escuela.
De esta manera, hemos logrado aumentar el sentido de pertenencia por la institución. Esto nos ha servido también con los pelaos de secundaria, pues la mayoría de ellos han tenido una cultura del respeto gracias a que fueron agentes escolares y aprendieron a utilizar de manera adecuada todo lo que tiene el colegio para ellos.
Por último, quiero agradecer la colaboración que este proyecto ha recibido por parte de nuestra rectora, Shirley Rosales, de los padres de familia y de toda la comunidad estudiantil. Así mismo, darle las gracias a la Secretaria de Educación, Karen Abudinen, por su apoyo incondicional en esta linda tarea.
Muchas gracias.
¡Gracias Yeison! Que orgullo contar con propuestas creativas e innovadoras en nuestras Instituciones que contribuyen a la sana convivencia y a la paz en las aulas de nuestros niños.
Agentes Escolares es un ejemplo de trabajo colaborativo con nuestros estudiantes, ellos también aportan a su formación y educación. Sigamos replicando estas experiencias para el servicio de nuestra comunidad educativa.