Karen Abudinen
Siglo XXI: la revolución tecnológica de una escuela que reinventó el internet en pleno pie de monte llanero

Hay un colegio ubicado en la zona rural y aún montañosa del municipio de Tauramena (Casanare), en pleno pie de monte llanero, que hace honor a su nombre por ser ejemplo de expansión digital y manejo inteligente y novedoso de la información para que niños, niñas y jóvenes aprendan a usar la tecnología para construir sus sueños: La Institución Educativa Siglo XXI.

Su rector es el profe Luis Emilio Patarroyo de 56 años de edad y más de 30 en la docencia. Lo conocí en mi más reciente visita al Casanare, cuando me narró cómo les ha regresado las esperanzas de estudiar y de vivir a los jóvenes de la vereda El Raizal desde 2007, año en el que los grupos armados ilegales los reclutaban para alejarlos de la escuela y de sus familias.

Fue entonces cuando el profe se dio a la tarea de liderar una revolución cultural y tecnológica en el único colegio de la región a partir de 3 pilares fundamentales para el aprendizaje: Pensar, Analizar y Hacer, a partir de contextos reales.

“Me reuní con los profesores para mirar, de otra forma, cómo podríamos convertirnos en una alternativa viable en términos de calidad, para que los muchachos cambiaran su forma de vida y su futuro. Fue entonces cuando nos pusimos manos a la obra con la tarea de reinventar la educación y nos dimos cuenta de que una educación basada sólo en contenidos no era la respuesta. La solución estaba en que los estudiantes aprendieran algo nuevo en cada clase y valernos de la tecnología para lograrlo”, me explica el profe Emilio.

Cuando le pregunto al profe cómo logró que la tecnología y el internet llegarán a una vereda tan alejada como esa y hace más de 10 años, su respuesta me sorprendió: “En esa época hablar de internet aquí era una ilusión, entonces lo que hicimos fue especializar a los profesores en buscar y bajar contenido audiovisual como, por ejemplo, algunos documentales de la cadena alemana de Deutsche Welle (DW), para dar contexto a las clases. Eso nos ayudó a sembrar un espíritu de análisis en los muchachos y con ese material fuimos armando nuestra propia biblioteca digital, nuestro propio internet”.

Lo que hizo el profe Emilio fue crear una red local de la escuela simulando el internet, en la que los estudiantes podían consultar y descargar la información que traían los docentes en memorias UBS. Gracias a un apoyo de Computadores para Educar en 2011 y del gobierno local de entonces, los estudiantes comenzaron a consultar en los computadores donados la red local del colegio para hacer sus trabajos académicos.

“Hoy todas nuestras aulas tienen un televisor para el sistema integrado de evaluación y un videobeam para el manejo de las clases. Centramos toda la información en el servidor, allí cargamos los contenidos para que cualquier muchacho ingrese y pueda trabajar. Todas nuestras clases son digitales y cada clase tiene su propia biblioteca digital”, dice con orgullo el rector.

Toda esta experiencia se puso a prueba durante la actual etapa de pandemia, cuando el profe Emilio decidió que, si bien los niños no podían llegar a la escuela, la escuela llegaría a ellos haciendo que los computadores llegaran a las casas de los estudiantes y se turnaran por días su uso.

Me explica el profe que cada computador tiene el material de trabajo integrado en la memoria, incluso las presentaciones de las clases hechas por los profesores. El estudiante las consulta y hace su trabajo que consiste en ejercicios prácticos aplicados a la vida real. Además, los pelaos son los encargados de realizar sus propios videos y editarlos. El material de los niños pueden consultarse en la página de Facebook de la institución (https://www.facebook.com/iesigloxxi) y en el canal de YouTube (https://www.youtube.com/channel/UCdRQ2Z2cXok9IhboGfla2ZQ)

En el mundo moderno no hay obstáculos. Solo hay tener claro ¿qué quiero aprender? y saber cómo buscarlo. Ese deseo de aprender debe ser la base de todo el conocimiento. No hay zonas vedadas y todo lo podemos volver procesos de aprendizaje”, concluye Emilio.

Toda esta historia y experiencia ha sido compartida en instituciones de Panamá, donde fueron invitados por Microsoft, Israel, España, México y Argentina. Y ahora que la narro espero que llegue a cada una de las 10.000 escuelas rurales que comenzaremos a conectar el próximo año con internet de alta velocidad, para que la educación, la tecnología y la conectividad hagan de nuestro país una potencia de conocimiento, superación y esperanza en este siglo XXI.

Más
articulos