Hoy celebramos el Día de la Madre. Esa figura mágica que, con su amor y cariño, ha sido el alma de la familia colombiana.

En este día tan especial felicito a todas las mamás de Colombia por el esfuerzo y dedicación que diariamente le ponen a la crianza de los niños y niñas, a menudo sacrificando oportunidades laborales y algunas metas personales. Con su sabiduría, conocimiento y afecto, están formando a los líderes de hoy y mañana. Su trabajo es valioso para Colombia. La sociedad entera debe respaldarlas para que tengan mejores oportunidades educativas y laborales, como debe ser.

Todos y todas tenemos en mente a una mujer, a una madre o una abuela que ha liderado familias enteras con dedicación y perseverancia. Detrás de cada historia de superación, de cada comunidad innovadora, de cada familia “echá pa’lante”, hay una madre.

Es por eso que hoy felicito a mi querida abuela Lupe y a mi hermosa mamá Joussetti, a quienes le debo todo. Me han enseñado a ser una persona trabajadora, respetuosa y comprometida con mi labor social. Sin su amor, cariño y afecto no sería la persona que soy hoy.

Siempre recuerdo esos almuerzos en la casa de mi abuela en Barranquilla, llenos de abrazos regalos y también de consejos muy valiosos. Consejos que, a lo largo de mi vida personal y profesional, he puesto en práctica.

Pero no olvidemos a otras madres muy importantes. Una labor igual de valiosa y estratégica a la de nuestras mamás y abuelas es la de las madres comunitarias. Ellas, que desde hace años han sido las principales educadoras de la niñez en Colombia, merecen toda nuestra admiración y todo nuestro respeto por el esfuerzo que, día a día, realizan con los niños y niñas del país.

A las madres comunitarias, las he visto madrugar y preparar la casa, cada mañana para recibir a niños y niñas, vecinos del barrio, a quienes dedican su jornada, y los enseñan a ser personas de bien. Este es su día, también. Sigan en su empeño para lograr niveles de formación académica que les permitan escalar posiciones en la vida laboral.

Las madres son las primeras agentes educativas de Colombia. Esta formula conocimiento-pasión que tanto las caracteriza las hace merecedoras de semejante título. Son ellas las que nos enseñan a comer, a vestirnos, a bañarnos, a ser personas respetuosas y responsables. Nos enseñan a ser personas integrales comprometidas con el desarrollo del país. Definitivamente, nuestra primera agente educativa es nuestra mamá.

Pero hay más gente trabajando por la Primera Infancia. Por eso, además de la labor de las madres comunitarias, contamos con una enorme estrategia la cual, a propósito, lanzamos en Montería esta semana: la Estrategia Nacional de Fortalecimiento de la calidad con la que vamos a transformar la educación inicial en Colombia y con la que vamos a impactar a más de 15 mil agentes educativos.

Madres: hablar de valores y hablar de desarrollo es hablar de ustedes, de su entrega, de su integridad y templanza, de su persistencia y amor infinito. Colombia sabe que la clave de la paz, la equidad y la educación, está en la formación que las familias colombianas, lideradas por ustedes, dan a las nuevas generaciones.

Toda la sociedad debe estar a la altura del ejemplo de las madres, porque quien cuida la vida y se entrega a esa causa sin ningún egoísmo, da ejemplo del nuevo país por el que trabajamos todos.